Simon Marks, un hombre de 37 años, hizo un descubrimiento inusual después de vivir en su casa durante un período considerable. Recientemente, se dio cuenta de que había algo oculto en la propiedad que había comprado hace varios años.
Mientras intentaba estacionar su auto, Marks encontró lo que parecía ser un macizo de flores. Desafortunadamente, las ruedas de su auto se atascaron y escuchó extraños crujidos provenientes de la entrada.
Frustrado, pensó: “¿Podría este día ser peor?”
Al observar más de cerca, Marks notó que las piedras del camino de entrada se habían agrietado, lo que provocó que la superficie cediera. Mientras limpiaba la tierra, se topó con un fragmento de metal. A pesar de sus intentos, no pudo sacarlo, por lo que llamó a su padre para pedirle ayuda.
Juntos lograron retirar una cantidad importante de tierra compactada, dejando al descubierto una abertura. Ambos hombres bajaron por una escalera oxidada y descubrieron un refugio antiaéreo, que el padre de Marks reconoció de inmediato. Más tarde descubrieron que había muchos refugios de ese tipo en la zona, que databan de la Segunda Guerra Mundial.
Marks sospecha que el propietario anterior debía saber de la existencia del refugio y lo rellenó cuando construyó la casa y creó un jardín. Durante la guerra, estos refugios se construyeron para proteger a los civiles de los ataques aéreos y los bombardeos.
Marks reconoció que se había sellado una pared con ladrillos y cree que hay muy pocas posibilidades de encontrar más cámaras. Sin embargo, él y su padre planean restaurar el refugio, ya que lo consideran un hito histórico importante que ofrece información valiosa sobre el pasado. Su descubrimiento fue documentado en cámara y obtuvo atención mundial.