¡Con un cuerpo pequeño, pero con una voluntad fuerte!
Billie, una voluntaria del refugio, se sorprendió al escuchar acerca de un gatito rescatado de tres semanas que solo pesaba 98 gramos. Le ofrecieron cuidar al lindo, porque realmente necesitaba ayuda.
La diminuta criatura fue abandonada por su propia madre justo después de su nacimiento. Billie y su familia tuvieron que alimentarlo con biberón y vigilarlo de cerca todo el día. Hicieron todo lo posible para proporcionarle todo lo que necesitaba.
Aunque es de tamaño pequeño, tiene ojos grandes, que son realmente impresionantes. Después de vivir un tiempo con sus nuevos dueños, el gato se adaptó a su nuevo entorno y comenzó a disfrutar cada momento que pasaba con su amada familia.
Adora abrazar a sus humanos y llenar sus vidas de amor y felicidad.
Es un verdadero luchador y gracias a su fuerte voluntad y valentía, ahora está completamente sano. Es una mascota amorosa y se dedica a sus dueños con todo su corazón.